lunes, 31 de mayo de 2010

Cánnabis contra la anorexia

Es un hecho contrastado por todos los amigos de la marihuana, que tras fumarte un porro suele entrar una especie de gula, que hace que asaltemos la nevera, el armario de las galletas o busquemos con los ojos colorados alguna pastelería donde saciar el hambre. En la mayoria de los casos es una especie de ansia por comer algo dulce, aunque alguno he conocido, que no le hacía ascos a una pizza Cuatro Estaciones o cualquier otro resto de la cena del día anterior. Pues bien un equipo de cientificos han estado investigando sobre esta conducta y han llegado a unas interesantes conclusiones. Investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) ha elaborado un documento testado por las instituciones oficiales versadas en este tipo de asuntos que relaciona el consumo de hachís y marihuana con las conductas alimentarias.


En concreto, este grupo de investigadores vascos, en colaboración con sus homólogos de Burdeos, han logrado desvelar las claves del aumento del apetito provocado por el consumo de cannabis. La investigación ha identificado las neuronas implicadas en los trastornos provocados en los hábitos alimenticios de las personas consumidoras de cannabinoides. Hasta el momento se desconocía cómo se desencadenaba el proceso por el cual, los consumidores de hachís y marihuana nos transformabamos en unos "carpantas", . unos tragones insaciables. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, en el que colabora el grupo de investigación del doctor Pedro Grandes, del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Odontología de la UPV-EHU, ha desvelado cuáles son las neuronas que median el efecto del cannabis de aumentar el apetito. Así las cosas y según desvela el documento científico elaborado por este grupo de investigadores, el THC estimula el apetito a través del receptor de cannabinoides CB1, pero, según ha descubierto la investigación que ha dirigido el doctor Giovanni Marsicano, del NeuroCentre Magendie, de la Universidad de Burdeos 2, en función de la dosis de THC, se pueden provocar efectos contrarios; esto es aumentar o disminuir el apetito en la persona consumidora.

En concreto, a dosis bajas, un miligramo por kilo, el tetrahidrocannabinol aumenta el apetito, porque actúa sobre receptores CB1 distribuidos en neuronas excitadoras; mientras que a dosis altas, 2,5 miligramos por kilo, el efecto es el opuesto disminuye el apetito, ya que actúa sobre CB1 situados en neuronas inhibidoras. El conocimiento de estos mecanismos abre esperanzadores horizontes en el diseño de nuevas estrategias en el tratamiento de los desórdenes alimentarios. "Si pudiéramos actuar separadamente sobre las dos poblaciones neuronales, seríamos capaces de intervenir en determinadas enfermedades como la anorexia o la obesidad", explicaba a este respecto el doctor Grandes, del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Odontología de la UPV-EHU. Al final veremos como la marihuana va a tener más propiedades que el Aloe Vera. Fijo