lunes, 10 de mayo de 2010

"Alhaxixa "

Cuando en el siglo XIX, los botánicos europeos empezaron a estudiar el cánnabis procedente de Oriente, llegaron a la errónea conclusión de que este era de otra especie,aunque de la misma familia, que el cáñamo que se cultivaba en Europa como fibra textil. Por eso le dieron el nombre de cáñamo indio, para diferenciarlo del cáñamo común que según la experiencia carecía de propiedades narcóticas. Como en la ciencia solo hace falta que un científico diga una cosa, para que rápidamente salgan ciento diciendo lo contrario, surgieron varios trabajos sugiriendo que eran la misma planta. He rescatado el siguiente, que pertenece a las notas del traductor sobre la Historia Universal de Cesare Cantú publicada en 1855.


"La voz árabe "hhaschiss" o "hhaschissa, que significa hierba seca, se ha extendido a significar una preparación narcótica, cuya base son las flores secas del cáñamo. Y entiendase que Cantú se equivoca cuando llama a esta preparación Cánnabis Ïndica, tomando el compuesto por la materia que se compone. Usanla los árabes en toda la costa de África, los de Levante y la mayor parte de los orientales, como una bebida embriagadora, cuyos efectos van acompañados de fenómenos particulares, más o menos agradables, según hemos tenido ocasión de observarlos en nuestro viaje a África.

Casi todos los escritores que han hablado de este narcótico, han creído que el cánnabis índica era la especie de cáñamo empleada en su preparación negando al cáñamo común la propiedad embriagante, engañados acaso por el nombre hhaschiss-indi con que se le denomina en Egipto. Nos han asegurado algunos botánicos franceses amigos nuestros en la Argelia, que el Tekrouri o Kif, que emplean allí para esa confección, no es sino cáñamo común, Cánnabis Sativa, que cultivan los indígenas por sus propiedades narcóticas. En toda la Argelia, desde el litoral hasta el fondo del Sahara, cultivan el cáñamo Tekrouri o Kif en los jardines y alrededor de las ciudades para fumar las extremidades de los tallos y aún las hojas, ya solas, ya con tabaco, en pipas pequeñas, y a tomarlas en infusión, a modo de te, mascarlas simplemente o hacer con ellas diversas preparacions embriagadoras.

El alhaxix o el hhaschiss se prepara de este modo. Cuando el cáñamo hembra está en flor, se cogen las extremidades de sus tallos y se secan al fuego sobre una plancha de hierro para reducirlas a polvo. Este polvo se mezcla con miel y despues se somete a la ebullición por un tiempo, que varía según el grado de consistencia que se quiera dar a la pasta. Después se aromatiza esta especie de electuario con un polvo compuesto de canela, ajonjoli, de nuez moscada, de jengibre y de otras especias. Así preparado puede conservarse por mucho tiempo. Esta preparación que en otros puntos se hace con las diversas partes del cáñamo, y a la cual suelen añadir manteca derretida, la llaman madjou (confitura) desde Constantinopla y toda la costa de África hasta Marruecos; y los árabes las vende a trociscos.


Este madjou o alhaxixa se toman en dosis que varían según la edad o las costumbres de las personas, desde el volumen de una avellana hasta el de una nuez. Se toma ordinariamente después de la comida de la tarde, o sea después de cenar; teniendo cuidado para que la acción sea más completa de tomar enseguida una taza de café, sus efectos entonces no tardan en manifestarse y a veces se prolongan por muchas horas, causando una completa borrachera. Los primeros síntomas que se manifiestan son una imperiosa necesidad de comer, necesidad que no se puede satisfacer sin inconveniente a causa de un fenómeno muy raro, que en muchas personas es de los que primeros que sienten, y es una sensación particular que hace creer que las mejillas estan colgando, y que van a descolgarse y caer. Sucede tambien en algunas pesonas creer que tienen como dislocadas las mandíbulas y la acción de abrir o cerrar la boca les hace temer una desarticulación completa. Lo que hay más de notable es que siente uno una ligereza extraordiaria, y sin querer se ve obligado a andar, a saltar, a bailar, a reír y a entregarse a otras extravagancias."
Nemesio Fernández Cuesta. Notas a la traducción de la Historia Universal de Cesare Cantú 1855