Cuando Keith Ireland y sus tres hijos decidieron ir a buscar su cena a un McDonalds próximo a su casa en Ottawa, Illinois, seguramente buscaban simplemente una típica cena yanqui. Los pequeños eligieron el menú infantil que tiene por nombre comercial "La Cajita Feliz", nombre que parece bastante adecuado al material que se encontró uno de los chavales dentro de la colorida caja.

-Papi, hay un  mechero en mi "Happy Meal" -manifestó la sorprendida criatura a su más sorprendido padre. Y no solo era eso.  En lugar del "simpático ogro Shrek" que promocionaba como regalo el restaurante, en su lugar había una bolsita con una substancia vegetal de color verde, como  si "Shrek" se hubiera fundido.

-Enseguida supe lo que era,-declaró sospechosamente el padre de las criaturas. Este, tardó un plis-plas en llamar a la policía y montar un escandalo del quince ,más que nada, imagino,  con la sana intención de pillar una suculenta indemnización de la multinacional de la hamburguesa. Pero enseguida se descubrió el pastel. Un empleado, que llevaba la friolera de diecisiete años trabajando en el establecimiento, no tuvo mejor ocurrencia que esconder su marihuana en una caja de menú infantil, junto con su mechero, papel de fumar y no dejó el diploma de tonto de los cojones por que no se había presentado a los exámenes oficiales. No hace falta explicar que fue despedido y que los propietarios de la franquicia colaboraron estrechamente en resolver el caso, pero Keith Ireland ha manifestado que se reserva su derecho de presentar una demanda y que sea McDonalds quien pague la carrera universitaria de sus retoños.

No es que esta historia tenga directamente que ver, pero me ha recordado el  reciente descubrimiento de cien kilos de cocaína camuflados entre racimos de plátanos en una conocida cadena de supermercados españoles. Porque en este último caso más que el despiste de un empleado , tal y como están las cosas parece una avispada estrategia de marketing del comercio de plátanos. De todas maneras, todo puede ser, por que como ya comentaba en un post anterior,  como decía mi abuela, a tonto siempre hay quien lo supera.