miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿Qué diferencia hay entre liarse un porro y tomar una cucharada de pasta de hashish, o de mantequilla de marihuana?

Pues varias. Por ejemplo, la rapidez con la que se nota el efecto psicoactivo de la hierba. Si fumamos un porro, enseguida notaremos los efectos, al cabo de diez minutos a lo sumo. La marihuana comida es más lenta en su reacción; puede pasar hasta una hora antes de que notemos el colocón. Pero, eso sí, una vez ha subido... Además de ser más potente, dura más; puede llegar a durar 4 ó 5 horas. El efecto más álgido se da durante la primera hora después de notar los primeros efectos, es decir, unas dos horas después de haber comido la marihuana.


Otra de las diferencias entre fumar y comer marihuana: no sólo es el tiempo, sino el tipo de colocón. Hay quien asegura que el efecto de comer marihuana se parece más al de los ácidos que al de la hierba fumada, aunque eso puede depender de la dosis, un punto en el que hay que ser prudente.

Otra cuestión importante es que al comer marihuana en vez de fumarla nos evitamos todos los efectos nocivos de inhalar el humo. Esto es especialmente interesante para las personas que padecen de alguna enfermedad respiratoria. Hasta ahora, estas personas podían recurrir a los vaporizadores para obtener los efectos beneficiosos o psicoactivos del cannabis, pero es una opción poco placentera; ni se saborea la hierba liada, ni se aprovecha para elaborar una de las suculentas recetas que permite la cocina del cannabis.

Aparte de estos casos especiales en los que resultan evidentes las ventajas de comer marihuana frente a fumarla, en general cualquier consumidor aprovechará más el cannabis comido que fumado. Se calcula que al fumar marihuana sólo de un 20 % a un 60 % del THC de la hierba llega a los pulmones. De esta cantidad, no toda puede retenerse; alguien muy habituado retendrá unas tres cuartas partes, pero el resto se pierde también. Así que entre una cosa y otra, al fumar marihuana se asimila realmente algo más de un tercio del THC. Al ingerir la planta, si se ha elaborado de forma adecuada, todos los componentes son absorbidos y pasan a la sangre a través de los intestinos. Algunas sustancias que se pierden al quemarse permanecen en la hierba cocinada.

Fuente: Las mejores recetas con marihuana. Elisabet Riera